sábado, 27 de febrero de 2016

Imagen fija | Iyán Vigil.

Arriba, podemos observar la imagen fija que utilizaremos para este análisis, perteneciente a la campaña siente el sabor de la marca Coca-Cola. 

La aparentemente inocente imagen de Coca-Cola oculta, en su trasfondo, una serie de cuestiones que merece la pena analizar y que se resumen en tres grandes bloques que intentaré resumir de la forma más breve que me sea posible: la cuestión de género, la cuestión de clase y la cuestión territorial:

se nos muestra a una modelo joven, blanca y de clase media -se indica implícitamente a través de elementos como un cabello limpio, uñas cuidadas y pintadas o la ropa-. La cosificación sutil de la mujer –de las menos evidentes de la campaña- empieza con la “uniformidad” de su cuerpo, es decir, tanto el pintalabios como la ropa y las uñas llevan el color de la marca –cosa que no ocurre en el caso masculino de la campaña-; además, las mejillas ligeramente sonrosadas y los ya mencionados labios sugieren la madurez sexual de la modelo. La postura forzada con esa ciudad de fondo da una idea de dinamismo urbanita que asociamos al éxito y modelo de vida consumista que la marca nos invita a adoptar. Cabe preguntarse por qué no se muestra a la joven un contexto rural o a una mujer de mediana edad.

En cuanto al análisis objetivo (encuadre, líneas, puntos…) he intentado realizar un análisis sobre la propia imagen aplicando diferentes criterios: la ley de tercios –que pone como punto de interés a una botella ligeramente mayor al resto de elementos, que contrasta tonal y lumínicamente, etc.-, la proporción aurea –que guía todos los movimientos de la vista sobre la modelo-, la confluencia de las líneas –que nos llevan a la botella- y la ley de proporcionalidad –diferentes elementos de la foto ocupan el mismo tamaño-.

Se trata de una campaña muy estudiada y que –si os es posible- gana mucho analizándola en su contexto.

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